jueves, abril 05, 2007

domingo, marzo 04, 2007

Pequeño texto sobre la perspectiva.



Picasso y la fórmula de Cezanne.


Monsieur Ambroise Vollard, célebre vendedor de cuadros, amigo y conocido de todos los pintores famosos de Paris, estaba posando en cierta ocasión para Pablo Picasso.
Era una mañana de 1909, tres años después de haber muerto Paul Cezanne.
Picasso atravesaba entonces su época cubista. Embebido en esa manera de pintar, fruncía el entrecejo tratando de ver el rostro de Monsieur Ambroise ángulos, cuadriláteros y cubos.
Vollard parecía compartir el aire ceñudo del pintor.
Picasso se dio cuenta.
-¿Preocupado?- Preguntó.
-No; pensaba.
Se levanto, fue junto a la ventana y miró afuera.
- Recordaba al pobre Cézanne,. me pintó, como usted, de frente. También por amistad, como todos. Solía venir a la trastienda con Monet, Guillaumin, renoir, y Sisley, el grupo más famoso de pintores que jamás ha tenido Francia: Los Impresionistas.
-Cézanne acabño por renegar de todos,- terció Picasso.
-Sí, tenía ideas propias y un carácter ferozmente antisocial.
Y añadió, volviéndose, señalando el retrato pintado por Picasso:
-¡Ah, pero usted le debe su cubismo!
-La famosa fórmula de Cézanne- subrayó Picasso, arrastrando sus palabras.
-Sí, yo se la oí muchas veces. Sus enemigos la recitaban imitando su tosco ademán y su acento provenzal: "Muchachos; todo el truco está en reducir la forma de los objetos, a la forma del cubo, el cilindro y la esfera."
Hubo un largo silencio. Vollard se sentó otra vez ante Picasso y siguió hablando con su voz persuasiva de viejo vendedor de cuadros:
-Decía que las cosas, como las personas, tienen piel. Que debajo de esa piel siempre existe un esqueleto formado por un cubo, un cilindro o una esfera.
Levantó las cejas interrogando a Picasso, Picasso asintió con la cabeza.
-Tenía razón- subrrayó.
Y miró otra vez el rostro de Vollard tratando de ver en él ángulos, cuadriláteros y cubos.

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El paso del tiempo ha historiado el cubismo sólo como una experiencia que permitió el salto de a nuevos estilos. Pero ha dejado inconmovible la afortunada fórmula de Cézanne:

"Muchachos; todo el truco está en reducir la forma de los objetos, a la forma del cubo, el cilindro y la esfera."


Textro extraído del libro Cómo dibujar en perspectiva.

lunes, febrero 12, 2007

Medianeras Gustavo Taretto


EL corto, que por fin! pude terminar de ver. Acá está la primera parte, las otras tres buscarlas ustedes.

miércoles, enero 03, 2007

Found Magazine


Portada del último número de Found

Sigo en Suecia, y como ya he estado chusmeando todos los Press Station de la ciudad ya puedo dar mi veredicto de las nuevas revistas encontradas.
Aquí va la primiera, que puede ser la más interesante o a ser llamada como "la idea" de una nueva revista.
Found Magazine
Esta revista creada por Davy Rothbar, es sobre objetos encontrados a lo largo de años y que ahora los lectores envían. En la mayoría de los casos son cartas encontradas, notas dejadas en timbres, o simples anotaciones de ocio.
Además de estos 4 números, se publicaron 2 libros de las mejores recopilaciones que ambos ya fueron best sellers en los States.
Además de decir que la revista es imprecionante, que pasás un momento más que lindo leyendo las graciosas notas encontradas. El arte de tapa y los insight son superb.



La nota que fue el disparador para crear la revista.

lunes, noviembre 27, 2006

Anti-White Box


Ya hace bastante que vengo siguiendo al ya más que famoso Sr. Toni Puig, y hoy luego de una charla (de las que se dan así por que sí) con mi madre, volví a reflexionar y a hilar dos puntos que vengo juntando: uno, que tiene que ver con una nota que leí de Puig por todo lo que hizo con la ciudad de Barcelona; y dos, con lo que estado investigando acerca de los "anti White Box" .
Paso a citar una nota donde Puig habla sobre urbanismo publicada por la revista semanal Nueva del diario El Día:
" ...habría que ponerle un poco de calidez. El tiempo de lo frío-frío- frío, el tiempo de lo menos es más, ya pasó. Menos ternura, no es más que ternura. Menos ternura, ¡es un desastre!
A Toni Puig Picart se lo conoce por ser el gran creador de la marca Barcelona. Y si él dice cosas así es por que realmente, las cosas están pasando.
Acá pongo mi conexión entre lo que dijo Puig y lo que pienso que está pasando con los jóvenes hoy en día.

"Ellos son jóvenes. Ellos son educados. Y ganan más que sus padres; No se preocupan por el futuro. No les interesa el concepto del “White Box”; ellos quieren colores fuertes, un diseño contemporáneo y el arte para divertirse."
Arts Business News. Debbie Hagan, 2004.

>>Leer más: Nota de Clarín "Sin sueños y sin política, no hay futuro"

martes, octubre 10, 2006

EL Alcázar de Madrid


El alcázar de Madrid.

La pareja entró en la sala. Sólo había unas cuantas personas. Confundidos, ingresaron por obligación y no por otra cosa. Sabían perfectamente qué mirar, se dirigieron rápidamente a la sala y se impresionaron cuando vieron su imagen reflejada en el espejo, sintiendo que sus corazones latían cada vez más fuerte y que sus vidas habían retrocedido en el tiempo. Se miraron mutuamente confirmando el mismo pensamiento. Ahora entendían todo.

María Agustina Sarmiento, hija del conde de Salvatierra, e Isabel Velazco, hija del conde Fuensalida, eran las dos meninas oficiales de la infanta Margarita. Lo habían sido desde que nació en Madrid, el 12 de julio de 1651. Desde entonces sus meninas y algún que otro enano, participaban de los viajes que realizaban alrededor de España. En ese momento la infanta Margarita contaba ya con 12 años, y sus padres el Rey de España Felipe IV y Mariana de Austria, habían decidió realizar una visita al alcázar de Madrid donde estaba alojado el pintor de la corte. Allí, las meninas a diferencia de la infanta, que iba de blanco, llevaban el pelo recogido e iban vestidas de oscuro de acuerdo a la época. El rostro de la infanta Margarita brillaba como si estuviese pintado, su boca chiquita y sus grandes ojos negros mostraban el carácter de la pequeña. Fue la infanta y no otro, quien insistió en ir al alcázar en compañía de su perro y amigos. Entre los ocho personajes y el perro Mastín que formaron parte de la comitiva, se encontraba Mari Bártola, la enana hidrocéfala que desde que entró al palacio fue siempre parte del sequito de la infanta, y que a pesar de su rostro deformado, era muy simpática y muy requerida en palacio. Otro que también estaba allí era el amigo personal de la infanta Margarita, el italiano Nicolasito Pertusalo, a quien le encantaba hostigar con patadas al perro mastín. Nicolasito, llegó a ser ayuda de cámara en palacio, un cargo bastante alto en ese entonces. La comitiva del rey llegó después de unos veinte minutos de viaje; los problemas que había en las calles, a raíz de la hambruna, hicieron que el viaje tardara más de lo normal. Los reyes, las dos meninas, el perro mastín, la enana, el italiano, Marcela Ulloa -la ama de llaves-, y la infanta Margarita, fueron recibidos por el guardadamas de la corte; aunque hay otras versiones que carecen de importancia que dicen que fue Don Diego Ruiz Azcona quien se encargó del recibimiento. Lo que sí se sabe con certeza es que, quien estaba también junto a su ayudante y aprendiz, era Diego Velásquez.
El alcázar de Madrid, fue el aposento de un conde cuyo nombre se desconoce, y que luego de morir fue acondicionado como taller de trabajo para el gran pintor., allí había sólo dos habitaciones: una central, donde estaban todos reunidos y que poseía grandes ventanales que daban al lugar una gran luminosidad, y otra, donde solía estar el joven ayudante preparando pigmentos para futuras intervenciones de Velásquez. El lugar era acogedor, un lugar donde, desde sus paredes, colgaban todo tipo de obras de artes, un lugar al cual la gente amaba. Cuando estaban todos reunidos en la sala principal, de tonos verdosos gracias a la luz que provenía de los jardines del Prado, se respiraba un aire de calma, armonía y paz. Esa sensación era percibida por todos; hasta el mismísimo Picasso, que en los años venideros captó con su pincel aquella escena y que hoy se puede visitar en el museo de Barcelona y que por en entonces era conocía como Cataluña.

Entre lo más llamativo de la sala principal, era el espejo colgado en el medio de la habitación: Mientras Velásquez pintaba y las meninas jugaban con la infanta, se reflejaba en el espejo, una pareja sutilmente romántica y asombrada de lo que el pintor había pintado.

>>Leer algo más sobre El Real Alcazar de Madrid

martes, septiembre 19, 2006

Elefante

Elefante.

El viento soplaba en sus caras, eso era un buen indicio. Sabían que así, el elefante de grandes colmillos no podría olerlos. Se apresuraron y redoblaron la marcha. Eran sólo cuatro, el cazador inglés con su boer, y los dos empresarios franceses adinerados que habían pagado una buena cifra para realizar ese safari. El rumbo que seguían era hacia el río, se sabía que el macho seguía el camino del agua, los elefantes al igual que los camellos podían olerla desde una distancia de hasta cincuenta kilómetros. El viejo boer luego de tratar de hacerse entender y aportar sus conocimientos, aconsejó acortar camino vadeando el Mozambique y así encontrarse con el elefante justo antes de que llegue a las costas del río para beber. Llegaron antes de que cayese la tarde, el cielo se tornaba cada vez más gris, hacía tres meses que no llovía y era de prever que en cualquier momento sucedería. Se acomodaron detrás de un baobab confiando en la mala visión del elefante y esperaron. La majestuosa bestia se balanceaba como una mujer meciendo a su bebé, con sus grandes orejas se ventilaba y con sus grandes patas se acercaba cada vez más. La tensión subía, la adrenalina comenzaba a hacer efecto. Todos se quedaron quietos, sabían que el más mínimo movimiento espantaría al elefante, o lo que sería peor, los atacaría. Un elefante agresivo era muy peligroso y ellos se encontraban a una distancia demasiado corta para la velocidad del gran macho.
La víctima era un viejo macho de un peso considerablemente grande, y unos colmillos de aproximadamente dos metros de longitud. El boer lo había apodado el tuerto, por que tenía una gran herida sobre su ojo derecho, seguramente de batallas libradas con otros patriarcas. El cazador ingles hizo chasquir el casquillo de su escopeta, pero eso dio aviso al macho, que giró rápidamente y desplegó sus orejas de forma amenazante y comenzó a embestir. Ese era el momento, sabían que era un disparo frontal, un único disparo, de fallar corrían un gran peligro. El disparo fue completamente limpio. El elefante trató de embestir nuevamente cuando la bala entró en la sien. Se escuchó el impacto del proyectil rompiendo el hueso del animal. Se desplomó primero con sus patas delanteras, y apoyándose con sus marfiles amarillentos, quedó tumbado. Comenzó a llover y el cazador corrió rápidamente hacia su presa, disfrutando de la sensación de victoria, de dominio ante todo, del valor de esos colmillos de al menos setecientos kilos, del merecido descanso después de una jornada de trabajo.